Olvidé el rostro desesperado del dolor...
Columpié mi cuerpo embriagado de ternura en la brisa sabia del amanecer...
Oleada de sal que sana heridas viejas...
Amablemente envejecida en tus manos, mi sangre viva...
Tiempos lejanos de voces distantes, ecos engalanados que evocan un ayer
causante de estragos...
Viento de levante que hoy lentamente me acaricia los años, frente al mar me hallo calma....
En paz...
Amándote...
Sintiéndote...
Esperándote en mis brazos...